As termas da Caracolla
El nuevo centro termal se sitúa en el extremo norte del paseo romano que rodea el embalse de las Conchas. El programa extenso se integra en el paisaje al reducir el volumen edificado: las actividades ligadas al uso terapéutico se cubren, mientras los usos lúdicos asociados a las altas temperaturas del agua termal se desarrollan al aire libre.
Se introduce un basamento de hormigón en el terreno, que asegura la rigidez estructural frente al posible cambio del nivel freático, y que contiene las instalaciones, su distribución a lo largo de la plataforma y las piscinas. Sobre este se elevan tres volúmenes ligeros de madera, que albergan las funciones terapéuticas, la cafetería, los vestuarios y la estufa húmeda.
La situación del acceso a la plataforma separa los usos terapéutico –en el volumen oeste– y lúdico -en la parte este de la plataforma–. De esta manera se establece un filtro de privacidad entre la entrada y ambas zonas que permite controlar el acceso y un uso independiente. La situación del acceso también permite la independencia entre ambos usos. El equipamiento puede funcionar parcialmente a lo largo del año.
La disposición de las diferentes piscinas sigue la lógica de las antiguas termas romanas. Se suceden los baños en el frigidarium, tepidarium, y caldarium, para volver al tepidarium y repetir el ciclo. Se incluyen también una piscina de mayor tamaño, la natatio, donde poder nadar, así́ como masajes con chorros de aguas y una zona de solarium. La morfología de las piscinas se aleja de una geometría ortogonal asociada al uso deportivo, para consolidar la función lúdica y terapéutica de las piscinas.
Con el objetivo de alcanzar un consumo energético nulo, se han elaborado tres posibles modelos de suministro de agua a las piscinas. Gracias a la energía calorífica del agua captada, las piscinas pueden conservar su temperatura óptima a lo largo de todo el año con una desviación máxima de 1ºC.
En un escenario límite de abandono de la dotación por parte de los administradores, las piscinas seguirían funcionando con la misma precisión, manteniendo las variaciones térmicas de una terma romana.